jueves, 26 de febrero de 2009

Pamplinas de la Plaza Mina

Tengo un tremendo problema. Tremendísimo. Bueno, realmente, lo tiene el que me quiere convencer de alguna tontería en la que no creo. Vaya por delante que todo lo esgrimido en este blog es una opinión de un inculto en cuestiones políticas, morales -no se lo que es eso-, y filosóficas. Y un demagógo, si quieren llamarme, que está de moda y funciona como insulto.

Lo que no voy a aguantar es que me la metan doblada. No se si fui educado para eso, o me lo curré, pero es algo que no pienso permitir. El colega de Jiménez Losantos, por lo visto, es un hijo de la gran putisima que se despierta incendiando ánimos para liarla a diestro y zurdo. Yo lo único que vi fue una entrevista suya con el Quintero y -sin saber nada mas de él- me parecíó un tipo coherente y sensato -para los rezagados, repito que solo vi esa entrevista-. Por lo visto es un hijo de puta, y no lo niego.

Antena 3 esgrime basura en sus informativos, y Tele 5 no tiene 2 minutos decentes en su programación. Eso es lo que escucho, por parte de mucha gente correcta, que va apareciendo con el permiso de los tiempos. Por mi parte, argumento que Cuatro y LaSexta tiran para lo suyo de manera incluso mas vergonzosa. Por el simple hecho de que los anteriores huelen desde lejos, y estos tienen el beneplácito de hacer la broma. Todo es progre y correcto, no se porqué.

Pero a lo que iba: me da exactamente igual que LaSecta, Cuatro, Antena 3 y Telahinco digan lo que quieran en su programación. No dejan de ser empresas privadas. Si no te gusta la ropa de la tienda de la esquina, te vas a otra, no rajas de ella en el bar. El problema es que, como pais subdesarrollado que somos, tenemos la sensación, aún de abuelos/as, de que la tele manda y lo que dice tiene que ser la verdad. Parece que solo quedan 2 cadenas aun. La tele es la mentira más gorda del mundo. La tele empezó a tener opciones hace ya casi 20 años. Y desde muchos antes tuvimos la opción de apagarla. Así que no digamos que la tele miente.

Ese es el problema. La prensa y los medios de comunicación son el cuarto poder. Eso nos dijeron. Hearst hundió el Maine porque le salió de los huevos. Eso es lo que hay. Eso es lo que hay en un país subdesarrollado. La solución de tener un receptor -una ciudadanía, una población- lo suficientemente informada, culta y educada como para poder decidir por si misma qué es una mierda y qué no, sería lo necesario para soslayar la información privada -ridícula- que se nos ofrece. Pero eso depende del estado. Aquello que, no olviden, nos representa. Es decir, somos nosotros. El estado es una representación nuestra. Las minúsculas de "estado" son adrede.

TVE y La 2 no se deberían casar con audiencias: tienen como obligación dar calidad, educar y dejarse de Terelus y Julios Salinas bailando. Y de Canal Sur ni voy a hablar, porque también la pagamos todos y bueno... la vergüenza ajena siempre es corta. Eso es lo que me duele. Las empresas privadas me la sudan: si Vodafone es cara, o sus ofertas no me convencen, me voy a otra compañía. Pero con las públicas... ¿qué hacemos? Ahora lo entiendo. Por eso tienen el escudo de la LOGSE. Retrasados mentales al margen del tejemaneje. Espero que no me lea tanta gente como para malinterpretar lo de retrasados. Ni lo de mentales.

Esa es la reflexión. Repito: la intención no es convencer a nadie, es simplemente decir lo que piensa uno. O, como dirían en otros sitios: "expresar, oh de manera delicuescente y temerosa, intenciones extensas del alma que nos ciernen en la desazón". Retraso mental, dije antes.

miércoles, 18 de febrero de 2009

Lilja forever


Lilja forever es una pelicula. No es una película. De verdad, aún no se que decir. No lo se. Acabo de verla. Si alguien de los que me lee considera que tengo un mínimo de criterio, por favor que la vea. Ya. Búsquenla, ya saben cómo. Va a merecer la pena, de verdad. Y es cierto: Lilja, para siempre.

sábado, 7 de febrero de 2009

Carnaval, carnaval

El Concurso Oficial de Agrupaciones de Carnaval (COAC) es absolutamente infame. Es un escaparate perfecto para ver, con perfecta definición, lo más vergonzoso e infrahumano que esta ciudad puede ofrecer. No me malinterpreten: no hablo aquí de calidad, de tal o cual agrupación, ni de jurado ni de nada. Hablo del circo completo. El que empieza por el Ayuntamiento y acaba en gallinero. O al revés. Decidí este año -asqueado por la podredumbre que destila el concurso desde hace ya más tiempo de lo que la gente se cree- no prestarle ni la más mínima atención al asunto. Olvidarme completamente y disfrutar de lo que creo que es el carnaval, justamente lo que empieza cuando termina el Falla.

Así que solo llevaba escuchadas un par de coplas cuando mi amigo David, que está en Bilbao, que pasa absolutamente del carnaval pero al que la distancia le hace añorarlo, me preguntó ayer si estaba viendo el concurso. Le dije que no. Me comentó que acababan de hacer que un cuarteto se retirara. Y me contó la historia. La de siempre.

Uno de esos males, al fin y al cabo, de los que hacen a uno pasar vergüenza de ser de aquí. La falta de respeto, que no es más que un camino para llegar al fin que realmente pretende el que insulta: ser el protagonista. Ser más gracioso que. Saber más qué. Ser el entendido de. Ser, desde mi punto de vista, un completo analfabeto sin ningún tipo de -no hablo ya de educación- respeto ni sentido común.

Escudados en que la falta de calidad de la agrupación es en sí una falta de respeto hacia el público -demagogia gaditana clásica-, se procede al insulto, al chiste gracioso -para ellos, supongo- a la vejación y a poner en el ridículo mas horroroso a -supongo- gente con hijos, familia y amigos. Que por otra parte, y conociendo el patio, podrían haberles avisado de que, con esa calidad, en esta ciudad en la que lo sabemos todo, lo más probable era que pasara eso.

Antes, se tiraban tomates y demás tipos de hortalizas para demostrar el desacuerdo. Se supone que la evolución existe. Se supone, pero episodios como el de ayer dejan claro por qué somos la última puñetera ciudad de este puñetero país.
Porque cuando nos cierran Delphi en la cara, nos la meten doblada. Cuando cierran astilleros, también. Cuando nos pintan los aparcamientos de azul, también. Cuando está la cosa chunga porque Onda Cádiz tira el dinero porque no es suyo, y se intenta arreglar con campañas de multas con los que no tienen donde caerse muertos, también. El etcétera es infinito. Pero si una agrupación no tiene nivel... cuidado.

Cuidadín que esto es carnaval, es algo serio amigos, y aqui que nadie se pase un pelo. Porque de esto no sabe nadie mas que nosotros. Así que si aparece por aquí un cuarteto mediocre, el fascismo está permitido. Fuera y punto. Para eso hemos pagado la entrada. Para eso de esto sabemos más que nadie, nos llevamos desde Febrero a Febrero quemando literalmente los CDs de años pasados, de tanto escucharlos, para eso en las discusiones de barra todos llevamos razón. Y si alguien escribe contra el aborto, y el autor se llama Juan Carlos, Joaquin o Antonio, se le aplaude. Y si en el siguiente pasodoble, escribe a favor, se le aplaude igual. Porque de esto es que vosotros no entendeis, hay que haber nacido en la Viña, claro. Y aquí el carnaval es eso, es todo el año, de febrero a febrero, que la cosa está chunga y echar cojones -u ovarios- es mas incómodo que acudir al escapismo y rajar en conversaciones de barra y DYC a las 9 de la mañana. O de la noche. Y no se engañen: por eso, y solo por eso, nos va como nos va. Porque somos fáciles. Muy fáciles.

Lo peor, en definitiva, de los males endémicos que hacen que esta ciudad no exista para el resto: la cerrazón, el fanatismo, el artisteo endogámico, la puñalada trapera, el analfabetismo, la intolerancia para con los que no piensan igual, y una autoproclamada grandeza urbana que mira por encima, aunque en voz baja, a los que no son de aquí de aquí. Ya me entienden... una muestra perfecta y condensada del país al que pertenecemos.

martes, 3 de febrero de 2009

Confesiones de Juan Zumalacárregui, un cura moderno

Creo que el culpable de todos los desastres humanos es precisamente ese: el buscar culpables a todo. Puede parecer paradójico, pero es -sin duda- el primer paso para acceder a la venganza, primero, y al desastre después. Por supuesto que la estupidez humana tiene bastante que ver con todo esto… Sin duda, es la estupidez innata del hombre la que nos lleva a buscar a ese "culpable". Culpable de una guerra, de un incendio, de un atentado... Si realmente investigáramos a fondo las causas y detonantes que llevan a una persona a ser culpable de algo, seguramente nos encontraríamos con que hay varios "culpables" anteriores que le han llevado a actuar así -sean los que sean: la sociedad, otra persona, una idea inculcada...-. Si siguiéramos la cadena de culpables, acabaríamos casi en el homo erectus.

Sin embargo, el alto coste de este proceso nos hace señalar como culpable a la persona física que realiza el acto, sin tener en cuenta qué factores han intervenido desde fuera, contextualmente, para que esta persona llegue a actuar así. Es otro detalle que deja a las claras la hipocresía humana a la hora de juzgar a alguien, de etiquetarle un rol, de asignarle una personalidad sólo por un hecho aislado. Pero claro, pasa como con la democracia: dicen que funciona. Dicen que funciona porque sería realmente lento y voluntarioso el buscar una solución políticamente más avanzada que la que nos dejaron un grupo de griegos hace mas de 2000 años.

Pero claro. Funciona. Hemos sufrido en un siglo atrocidades en nombre de la democracia que casi igualan a las cometidas en nombre de la ensaladilla. De todas formas, no las voy a enumerar aquí, ya que lo que la televisión ha relativizado y convertido en indiferencia, no lo voy a conseguir cambiar en esta reflexión. Pero funciona. Pues por la misma causa, creo que tenemos la justicia que tenemos, porque a los de arriba no les conviene cambiarla, solo tirar colchonetas. Al final llegamos a lo de siempre: al yo. Yo, que es increíble las cosas que pienso con tal de distraer la mente y aguantar, al menos, un minutito más con esta imponente rubia sin correrme. Los 50 euros hay que amortizarlos.