sábado, 18 de abril de 2009

La noche que nos unió a todos

"Es rarísimo ver gente como vosotros, amigos desde el colegio aún juntos". Isaac Saavedra.

Ahorrar tiempo al vagabundo siempre es de agradecer. Así que el que no nos conozca, entre en este blog buscando opiniones políticas, contra o a favor del feminismo, contra o a favor del Madrid o del Barsa, contra o a favor de la raza humana en si, que salga ahora o pase de artículo. Avisado queda.

El tema de hoy es la amistad. La magia. Algo que sucede muy de vez en cuando, que le hace a uno salir del caparazón del nihilismo y que, en el fondo, motiva a seguir bastantes años mas.

"Vergüenza Ajena", aquel documental maldito, marcó un hito en 2003. Basado en las correrías de un grupo de sinvergüenzas inclasificables en un campo del Palmar, en 1996 y 1997, y comentado por ellos mismos 7 años después, sembró una semilla de autenticidad que bien necesitaba una llamarada de resurrección. Año tras año, la edad y la parsimonia consumían poco a poco a aquella panda de irreductibles que, visto lo visto en aquella obra, parecían tener cuerda para rato. Si en dos años el catálogo de anécdotas llenaban páginas, los siguientes no eran sino la constatación de que la edad duele, sentirse mayor endurece y sentir la realidad lima las aristas.

Todo eso -amigos que se fueron, vinieron, algunos que no eran amigos y algunos que lo eran sin nosotros saberlo- sucedía cuesta abajo hasta el Sábado 11 de Abril de 2009. Una noche en la que se alinearon las estrellas para romper el peso del tiempo, de las nuevas etapas, del ecuador de nuestra existencia, de las miradas tristes y de las arrugas de la vivencia.

Si enumerara aquí todas las condiciones que llevaron a que tal noche ocurriera, seguramente me enemistaría con algunos, y no es ni la intención -de verdad- ni el tema a tratar. Por eso solo diré algunas, y de manera metafórica:

- Bebimos de pie.
- Comimos poco.
- Teníamos ganas.
- El coronel tenía el día libre.
- El teniente lo consiguió sin estridencias, y fue uno de los artífices -para mi el mayor- de la noche.
- Don Javier Vergara, 10 años después, volvía a contagiar con su risa y su -a pesar de él- optimismo vital, a todos los que nos dejamos contagiar por él.
- Doña Dionisia aportaba una actitud de esas que solo salen cuando han de salir, y por eso salen. No se si me entienden.
- La Larguirucha avanzaba pasos agigantados en la que algunos creemos su metamorfosis positiva, a nivel personal.
- Las nuevas generaciones y la muchachada -en femenino- eran ya parte de un antiguamente patriarcal terreno que poco a poco fue conquistado por ellas y a Dios o quien sea, gracias.
- Bebimos de pie, no hubo acople.
- Doña Enriquita y doña Dionisia negociaban, como atláteres de la noche, en pos de la etilización del grupo.
- El señor Arcos traía consigo el registro audiovisual.

El etcétera es tan largo, que no es plan. El resultado es que, como si de un pacto de sangre se tratara, la noche creó un grupo por el que, el aquí presente, daría la vida. La noche creó un bienestar conjunto, un buen rollo, un decir "aquí estamos, no nos habíamos ido y, es más, no nos iremos" que, cojones, ahí estamos. Y lo mejor es comprobar que, uno a uno, una a una, después del acontecimiento, todos los presentes sienten mas o menos lo mismo que lo que el que aquí suscribe.

Love U guys.

Algún día nos daremos cuenta de la suerte que tenemos. Por tenernos.

1 comentario:

emilio dijo...

Gran articulo q se a marcado usted S. Jose Manuel si señor. Fiel refejo de lo q aquella noche sentimos. Solo decir q me sieto orgulloso de pertenecer a esta gran familia y espero q nos volvamos a reunir pronto. un abrazo a todos.