Porque va contra los nazis. Bien, eso ya lo hacía en la primera. Porque el malo es un hijodeputa, y no como en la última, que es mas de disneylandia. Porque sale Venecia, la Alemania de preguerra, salen catacumbas, etc. Porque -sin duda el por qué mas grande-, sale Henry Jones padre: un Sean Connery que tarda una hora en salir pero que cuando lo hace sabes que la película va a pasar a la historia. Porque nos cogió con una edad en la que todavía soñabamos, y cuando acababa querías estudiar historia, arqueología, viajar, investigar sobre el grial... En definitiva, porque Spielberg trató a los niños como adultos, al contrario que en la última. Porque la historia es tremendamente humana y sencilla, como todas las cosas buenas: hijo en busca de su padre. Y punto. Intenten hacer una sinopsis de la última de Batman, cargada de pseudofilosofía new age y un halo de grandeza estúpido. Intenten hacerla en menos de 10 líneas. Imposible. Porque es una de las mejores aventuras jamás contada, y sin necesidad de que la pantalla huela a plástico, a efectos especiales. Del aspecto técnico sobra hablar, desde la fotografía del maestro Douglas Slocombe -que a la postre sería su testamento cinematográfico- hasta el diseño de sonido. La mención a John Williams va aparte. Cada una de las piezas de la banda sonora tiene tal identidad en sí misma e integrada dentro de la película, que podrían ser el tema principal de cualquier otra película sin ningún problema.
Pero, sobre todo, por encima de todo lo mencionado, Indy es La Última Cruzada por los personajes. Absolutamente todos, desde el primero hasta el último, están perfilados con una profundidad y un cariño -desde Indy hasta el taxista que pasaba por allí- que hace mucho tiempo que no vemos en el cine. Y la química que se establece en pantalla entre padre e hijo es indescriptible. En cada uno de los diálogos. En cada uno de los planos.
Podría seguir con los porqués, pero en líneas generales me quedo con estos ya mencionados. Ritmo, entretenimiento, aventura, historia, personajes inolvidables, música, fotografía, la Europa de entreguerras... El que esto escribe tiene un amigo, historiador hoy por hoy, que lo fue gracias a esta película. Que el cine inspire de tal manera, es lo que lo hace grande. David Trueba dijo una vez: "Detesto a Spielberg y creo que ha hecho un daño brutal al cine". Don Pedro Payán, en su "Habla de Cádiz" recoge: "Carajote: el que hace o dice carajotadas. Tonto, estúpido".